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Carta de São Paulo - ¡Feliz Cumpleaños COVID! ¡Parabens pra Vocé!

Actualizado: 10 jun 2021

Por Félix Rígoli

Exactamente un año después de la confirmación de la primera infección por el nuevo coronavirus en el país, el COVID-19 festejó por todo lo alto. Brasil registró el día 25 de febrero el mayor número diario de muertes por la enfermedad: 1.582. El promedio móvil, que se situó en 1.150, fue también la más alta del año. Al menos 13 estados se enfrentan a grandes dificultades y crece el número de gobernadores e intendentes que han decidido imponer medidas de restricción más duras. Ayer Santa Catarina, Rio Grande do Sul, Bahía y Distrito Federal cerraron por plazos variados muchos servicios públicos y comercios.


Como siempre ha ocurrido, las decisiones se tomaron demasiado tarde, con los hospitales ya colapsados. Por ejemplo Santa Catarina: desde al menos noviembre, el aumento de los casos de SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Severo) y de los diagnósticos de COVID-19 era evidente. En diciembre, por primera vez, todas las regiones del estado estaban en riesgo muy grave y la tasa de ocupación de camas de CTI era ya del 84% en la red pública. A pesar de estos datos, no se establecieron restricciones, salvo un decreto que prohibía la aglomeración de personas durante las primeras horas de la mañana. ¿Qué pensaban que iban a conseguir? El gobierno del estado acababa de liberar el regreso de las salas de cine y los eventos con multitudes en todo el estado[1] y ni siquiera se echó atrás. Las reaperturas, por el contrario, continuaron: la semana pasada, con el caos ya instalado, las escuelas de varios municipios reanudaron las clases en persona[2].


"Necesito informar a todos que la situación de la pandemia se ha deteriorado en todo el estado ¡estamos colapsando!", dice el mensaje enviado por el secretario de Salud, André Motta Ribeiro, a los directores de los hospitales. Seguramente ya lo sabían: el día anterior, el 99% de las camas de adultos estaban ocupadas y había más de 80 personas en la cola. El gobernador Carlos Moisés del antiguo partido de Bolsonaro decretó un cierre a medias: los servicios no esenciales estarán totalmente cerrados, pero sólo durante dos fines de semana consecutivos y varias otras actividades cierran o restringen el aforo en formas difíciles de entender. Por más que los uruguayos conocemos y queremos a Santa Catarina y sus bellas playas, hay que recordar que esta tierra reeligió en una de las principales ciudades a un intendente que hizo su campaña propagandeando a Bolsonaro y al uso de ozono intrarrectal para evitar el COVID-19[3] .


La falta de buen juicio no es patrimonio de autoridades a las que les gusta Bolsonaro y el ozono intrarrectal: la cuarentena instalada por el gobernador Rui Costa (PT) en Bahía es también muy sui generis: habrá restricción de actividades no esenciales, pero sólo un fin de semana. Hace diez días se había decretado un toque de queda durante la madrugada, pero no surtió efecto. En la actualidad, hay casi 200 pacientes que esperan por una cama en las unidades de cuidados intensivos. Y eso que el gobierno abrió 200 camas en los últimos diez días, además de las mil que había antes. En Brasilia habrá sólo un toque de queda entre las 8 de la noche y las 5 de la mañana durante dos semanas; el inicio de clases se pospondrá y los servidores públicos regresarán a sus casas. La ocupación de los CTI ya ha superado el 90%.


En Río Grande do Sul, nuestros vecinos impusieron medidas más fuertes, con el cierre de espacios como gimnasios, restaurantes, bares, iglesias y comercio en general. Las escuelas permanecen abiertas para los niños pequeños. Arita Bergmann, secretaria de salud de Rio Grande do Sul confesó: ¡estamos aterrorizados! al pasar Porto Alegre de código rojo a código negro.


El ministro de Salud, Eduardo Pazuello, tomó la posición cómoda de atribuir el empeoramiento de la pandemia en Brasil a la circulación de nuevas variantes, especialmente la de Manaos, como si fuera imparable, una sorpresa del destino de la que no hay como escapar. En una reunión con los secretarios de Salud, sacó de la galera la revelación que la cepa de Manaos es tres veces más transmisible, algo que no fue calculado en ninguna parte del mundo, en un caso más de mentira premeditada[4]. Y siguió adelante: "Este virus o esta cepa ya forma parte de la vida cotidiana y ya está en muchos estados brasileños. No es una situación de "no dejaremos que llegue aquí, en tal o cual lugar. Ya está ahí". Coherente con su jefe Bolsonaro, propaga la idea que el COVID-19 y sus variantes son como la lluvia, todos se tienen que mojar[5].


En realidad hay que reconocer que comparar al COVID-19 con la lluvia es una metáfora cruel pero adecuada: en Brasil cuando llueve, muchas personas mueren en inundaciones y desmoronamientos en las favelas y los morros, otras tantas se mojan en las paradas de ómnibus y finalmente otras aumentan la velocidad del limpiaparabrisas del Porsche Cayenne.


Esta semana, el Ministerio de Salud anunció haber descubierto un total de 204 infecciones relacionadas con las nuevas variantes en varios estados, siendo 184 de la cepa brasileña y 20 casos de la cepa originaria del Reino Unido ¡Atentos Rivera y Cerro Largo!


El problema es que no se sabe exactamente cuántas muestras se sometieron a la secuenciación genética en el mismo periodo en el que se identificaron estos casos, por lo que no es posible estimar qué porcentaje representan las nuevas cepas en cada estado. Según los datos de la Red Genómica de Fundación Oswaldo Cruz, se realizaron un total de 3.700 secuencias genéticas en Brasil, a pesar de que el Ministerio no informa los datos, por no hacer este tipo de estudio genético en forma sistemática.


Finalmente, el gobierno sigue favoreciendo activamente al virus, vacunando a un ritmo de menos de 3% de la población por mes, lo que ayuda a las nuevas cepas a aparecer frecuentemente. Así el Covid-19[6] está festejando su primer año en marcha triunfal, con una ola de muertes de norte a sur. Lamentablemente el pueblo brasileño, que sufre las muertes de sus seres queridos y se aglomera en la cola de las vacunas que no alcanzan, no tiene nada que festejar. Solo el Sars-Cov-2 y su sponsor oficial de Brasilia están sonriendo. Según el famoso especialista en neurociencias Miguel Nicolelis, estaríamos por presenciar la victoria final del COVID-19: la caída y el colapso de los hospitales de São Paulo, la capital de la medicina brasileña[7].


[1] https://piaui.folha.uol.com.br/materia/depois-do-martelo/ [2] https://outraspalavras.net/outrasaude/ [3] https://www.em.com.br/app/noticia/politica/2020/11/16/interna_politica,1205538/prefeito-que-receita-ozonio-no-anus-contra-covid-19-e-reeleito.shtml [4] https://www.257.uy/post/carta-de-s%C3%A3o-paulo-algoritmos-genocidas [5] https://noticias.uol.com.br/saude/ultimas-noticias/redacao/2020/04/01/bolsonaro-virus-e-igual-chuva-voce-vai-se-molhar-mas-nao-morrer-afogado.htm [6] https://brasil.elpais.com/brasil/2021-01-21/pesquisa-revela-que-bolsonaro-executou-uma-estrategia-institucional-de-propagacao-do-virus.html [7] https://oglobo.globo.com/sociedade/ha-grande-chance-de-um-colapso-nacional-populacao-precisa-acordar-para-dimensao-da-nossa-tragedia-diz-miguel-nicolelis-1-24900357

Publicación original: 26/02/2021

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