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Otra vez arroz

Por Felipe González Rossi

Corrían los llamados años locos en el Uruguay y en el mundo. Pero era también la época de entreguerras, y la pobreza y la reconstrucción del viejo continente provocaba una nueva oleada de migración europea hacia América.


Así fue que estos jóvenes países del cono sur, cuna de inmigrantes ya instalados, recibieron de brazos abiertos a quienes serían sus futuros nuevos compatriotas.


Jóvenes países que, a diferencia de las naciones del viejo continente, no tenían mucho que recordar, ni causas de las cuales vanagloriarse, ni monumentos u obras de infraestructura majestuosas, vestigios de antiguas civilizaciones imperiales.


Sobre los años 20 llegaron miles y miles de europeos a Montevideo, una ciudad de alrededor de un millón de habitantes.


¿Se entiende ahora que el sentimiento nacionalista por aquel entonces debió ser prácticamente un mito para aquel cúmulo de comunidades viajeras? Y ni hablar que el sentimiento de pertenencia a un continente debía ser aún más incipiente.


Pero solamente unos años antes, el destino había querido que en las tierras bañadas por el Río de la Plata, los ingleses desembarcaran a mostrarnos que el ferrocarril y la pelota eran la imagen del progreso económico. Eran el futuro y representaban lo que hoy podrían ser los celulares, la fibra óptica o las redes sociales. Capricho o no, al destino le habíamos hecho caso y aunque el resto del mundo no fuese siquiera consciente, el Río de la Plata había estado preparándose esos años para dominar el mundo del fútbol, para dominar el planeta tierra simplemente pateando una pelota.


Tanto es así que el Río de la Plata en los años 20 haría que el ahora deporte Rey dejase de hablar inglés y adoptase el español como su lengua materna: el football desde ahora y para siempre sería llamado fútbol incluso también en el viejo continente.


Con las victorias del 24 y del 28 Nasazzi y sus capitaneados se convirtieron en el ejército diplomático de Uruguay y de América. Había que aprender de los uruguayos decían por allá y eso que parece tan simple, nos da la pauta de que el resto del mundo ya nos veía como uruguayos. Había nacido la “uruguayidad”.


Por aquel entonces Pedro Arispe, uno de los campeones del mundo en el año 1924 en Colombes, declaraba: “Para mí, la patria era el lugar donde, por casualidad, nací. Era el lugar donde trabajaba y se me explotaba… ¿Para qué precisaba yo una patria? Pero fue allá, en París, en Colombes, en los Juegos Olímpicos de 1924 donde me di cuenta cómo la quería, cómo la adoraba, con qué gusto hubiese dado la vida por ella. Fue cuando vi levantar la bandera en el mástil más alto. Despacito, como a impulsos fatigosos. Como si fueran nuestros mismos brazos, vencidos por el esfuerzo, agobiados por la dicha quienes la levantaron. Despacito. Allá arriba se desplegó violenta como un latigazo y su sol nos pareció más amoroso que el de la tarde parisién. Era el sol nuestro… Abajo, las estrofas del himno que llenan el silencio imponente de muchos miles de personas sobrecogidas por la emoción. ¡Entonces sentí lo que era patria!”


Lo que le ocurrió a Pedro fue lo que seguramente le ocurrió a muchos de nuestros antepasados. Por aquel entonces y gracias al fútbol empezaron a entender que eran uruguayos y que sus vecinos de la cuadra con quienes salían a festejar las victorias, no solo eran sus vecinos, también eran compatriotas.


En resumidas cuentas así fue como llegado el año 1930 Uruguay decide organizar el primer mundial de fútbol. En medio de la mayor crisis económica mundial de todo el siglo XX el país apostó a ganador. Era una historia de amor. Por eso las cuantiosas inversiones que se hicieron, los esfuerzos sobrehumanos, las discusiones políticas y las concesiones económicas que se les dieron a todos los países europeos, no tenían precedentes. El primer mundial de la historia del fútbol había que hacerlo en el Río de la Plata.


Sin embargo, y pese a todos estos esfuerzos, cuando faltaban meses para el comienzo de la contienda, el continente europeo con el aval del presidente de la FIFA Jules Rimet, decide abortar la misión. Dicho mandatario comunica a Montevideo que no vendrían, que se haría un campeonato europeo y otro americano y que los ganadores jugarían una final. El boicot europeo a América, como había ocurrido unos años antes con las olimpíadas en EEUU, era ahora una realidad. Otra vez arroz.


La noticia era terrible. Los decepcionados abundaban por esos días en nuestro país. Pero la rebeldía americana pudo más. Ahí fue como tal vez por primera vez, el continente fue un continente. Luego de las gestiones y los apoyos correspondientes de todos los hermanos americanos, desde Montevideo se comunica a Jules Rimet que si desde Europa no vienen, todos los países americanos se irían de la FIFA. La historia que sigue es conocida ¿no?


Bueno, en parte sí, porque todos sabemos que finalmente el primer mundial de fútbol de la historia se hizo en Uruguay, y que justamente argentinos y uruguayos fueron nuevamente los finalistas del certamen. Sin embargo no todo fue color de rosa para los pueblos del Río de la Plata. Cierto sector del bando boicoteador no dio el brazo a torcer y finalmente fueron muy pocos los seleccionados europeos que vinieron al primer mundial de fútbol. Lo más conocido es que entre los que fallaron estaban los italianos, pero lo más importante hoy en día es que tampoco dijeron presentes ni españoles ni portugueses. La decepción de la colonia de inmigrantes que hacía poco habitaban el Río de la Plata fue muy grande ya que después de todo seguían sintiéndolos sus hermanos. Se habían construido inmensas ilusiones de rencuentro. Fue un sentimiento que por aquel entonces no fue correspondido.


Noventa y dos años después el mundo comienza a prepararse para el centenario del evento popular más importante de todos y los sudamericanos luchamos por repetir la historia. El caprichoso destino consiguió que esta semana el mismísimo presidente de la UEFA declarase que el evento debía hacerse en España y Portugal. ¿Otra vez arroz?


Nota: el autor lleva adelante, junto a Gastón Lapaz, el proyecto Río de la Pelota que busca contar y reproducir los relatos del origen del fútbol en el Río de la Plata Para conocer productos y actividades del proyecto ingresar a las redes sociales Instagram y Twitter.

Publicada: 13/09/2022


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