Relativamente bien, absolutamente mal
Por Pedro Arzuaga
Si miramos epidemia de COVID-19 en Uruguay en terminos relativos a lo que pasaba unas semanas atrás, salta a la vista que ha habido una mejora sustancial de la situación.
En la semana terminada el domingo 20 de junio la cantidad de contagios de la enfermedad se redujo por tercer semana consecutiva. Esta vez fue en un 26 %, llegando al menor valor desde la semana terminada el 28 de marzo. A su vez, la cantidad de muertes por la enfermedad se redujo por segunda semana consecutiva, en este caso un 22 %, llegando al menor valor desde la terminada el 11 de abril.
Además, la cantidad de camas de CTI ocupadas por pacientes cursando la enfermedad se redujo por tercer semana consecutiva, llegando al menor valor desde el correspondiente a la semana terminada el domingo 11 de abril.
Otros datos que reafirman la mejora de la situación son un nuevo descenso en la tasa de positividad (bajó por tercer semana consecutiva, llegando a un 13,5 en la evaluación semanal), la reducción en los casos activos (bajó un 22 %) y el nuevo descenso en la tasa R de reproducción de los contagios (se ubicó en 0,84, un valor bien por debajo del 1, que corresponde al mantenimiento del número de enfermos).
Si cambiamos el punto de mira relativo y nos ponemos a mirar el desempeño de nuestro país en absoluto, nos damos cuenta que seguimos muy mal. La cantidad de contagios de la enfermedad por millón de habitantes en la semana fue la segunda mayor del mundo (sólo por detrás de Mongolia) y la cantidad de muertes por millón de habitantes por la enfermedad fue la tercera mayor del mundo sólo detrás de Paraguay y Colombia. La cantidad de muertes por la enfermedad desde que empezó la pandemia nos ubica en el lugar 28 del mundo contando de mayor a menor. En todos los casos se contabilizaron sólamente los 157 países con más de 1 millón de habitantes. Estos valores pueden visualizarse en el semáforo de la semana.
Se destaca una sóla casilla en verde, que es la correspondiente al porcentaje de habitantes del país vacunados. Hay bastante consenso entre los científicos en que este factor es el que explica la reducción en contagios, muertes y ocupación de camas de CTI.
Resumiendo, estamos muy mal, pero mejorando. Si no ocurren cambios respecto a la situación actual de una magnitud tal que contrarresten el papel inmunitario que están aportando las vacunas, en pocos meses podríamos estar superando la peor parte de la epidemia de COVID-19 en Uruguay.
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